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La exposición itineranteIntroducción
 
Introducción Delicias de la Carne Caldos de lujo Dieta saludable
El hostal del Rey La exquisitex del Pesacado Nueva cocina navarra Rutas con sabor
Placeres de la corte Blancura de sabor A la lumbre del hogar
El manjar de la Verdura El Vino, estímulo del ingenio Calidad garantizada Zona lúdica
 
     
 
  _____________________________________________   ________________________________Capítulo Tercero  
 

La selección de los alimentos, la vajilla o la lencería de la mesa no eran cuestiones dejadas al azar en la corte de los Reyes de Navarra, en los siglos XIV y XV, sino que eran una buena vara de medir el estatus social. No todos los comensales sentados a la mesa disponían de los mismos utensilios; de hecho, la clase social más baja los empleaba de madera, mientras que la nobleza podía utilizar cerámica, cristal o incluso plata y oro en los días solemnes.

Tampoco faltaban los sistemas que detectaran si algún plato o bebida contenía veneno. Entre ellos figuraba el empleo de piedras preciosas que cambiaban de color al estar cerca de alguna sustancia tóxica.

Dos eran las comidas diarias principales en la corte del Reino de Navarra: la del mediodía y la del anochecer. Tras la primera de ellas, Carlos III practicaba habitualmente el saludable hábito de la siesta.

Trasiego del mosto en una clave del claustro de la catedral de Pamplona.
Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra.
 



Los documentos históricos indican que la dieta alimenticia en la Edad Media era variada, sobre todo para las clases económicamente elevadas, y que el pan, la carne y el vino eran los alimentos básicos. Era común el consumo de hortalizas, verduras, siempre dependiendo de la estación del año y del clima, mientras que las legumbres parecían estar destinadas a los grupos sociales más bajos.

Relieve del cultivo de vid en Ujué.
Servicio de Publicaciones del Gobierno de Navarra.

La fruta fresca estaba considerada como un manjar por la mayoría de la población, pese a que algunos médicos desaconsejaban su con-sumo.

El uso de especias y condimentos en la preparación de los alimentos era habitual, por una parte para garantizar su conservación y por otra para beneficiarse de sus propiedades medicinales y ofrecer al paladar, gustos contras-tados.

 
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