Mapa de Vegetación Potencial de Navarra 1:25.000

Suelo

Entre las características del suelo que más condicionan la distribución de las plantas y las comunidades vegetales se encuentran el pH.

El pH del suelo depende de la naturaleza del sustrato geológico sobre el que se desarrolla y del lavado de bases por efecto de la lluvia. Si el sustrato es rico en bases (calizas, margas, etc.) el pH del suelo será básico o neutro a no ser que haya un intenso lavado por precipitaciones elevadas, como sucede en el N de Navarra (por ejemplo en las Sierras de Urbasa y Aralar). Si es pobre en bases (granito, areniscas sin cemento calcáreo, esquistos, etc.) el pH del suelo será ácido, tanto más cuanto mayor sea la precipitación. Acidófilas son las especies o comunidades que viven en suelos con pH bajo (pH<6,6), pobres en nutrientes; si el suelo es muy ácido se movilizan elementos tóxicos, como el aluminio y metales pesados; las plantas neutrófilas viven en suelos con pH próximo a la neutralidad (entre 6,6 y 7,3) y las basófilas o calcícolas en suelos ricos en bases; pueden ser carbonatados o no, y si tienen carbonatos el pH será generalmente superior a 7,4. Comunidades acidófilas son los brezales, basófilas los tomillares y neutrófilas algunos tipos de robledal. El haya es indiferente al pH y forma hayedos desde acidófilos a basófilos.

En zonas con clima mediterráneo, sobre los yesos y en suelos que se acumulan sales viven plantas especializadas, denominadas respectivamente gipsícolas o halófilas. De los yesos son característicos los matorrales de asnallo y de suelos salinos los matorrales de sosa o los tamarizales halófilos.

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