El Archivo de Navarra
El origen del Archivo de Navarra se sitúa en 1836, fecha de supresión de las principales instituciones de administración y gobierno del Reino de Navarra. Ese año, la Diputación Provincial se hizo cargo de la custodia del archivo de la Cámara de Comptos y del archivo del Reino, formado por la documentación de las Cortes y de la Diputación.
Convertido de este modo en Archivo de las instituciones extinguidas, continuó recibiendo fondos de antiguos organismos del Reino como el Consejo Real, la Corte Mayor, Virreinato, además de documentación de las instituciones eclesiásticas desamortizadas, instituciones benéficas y sanitarias, notariales y registrales, y ya en los últimos años, documentación de la Diputación Foral y Provincial de Navarra, de la Administración periférica del Estado entregada en depósito, como los fondos de Delegación de Hacienda y Gobierno Civil, y documentación de la Administración judicial contemporánea.
Sala protogótica del Palacio real
El Palacio real de Pamplona
El Archivo Real y General de Navarra tiene su sede en el antiguo Palacio real de Pamplona. El origen del edificio se remonta al reinado de Sancho VI el Sabio, a finales del siglo XII. De esa época data la cripta abovedada, construida en estilo protogótico, actualmente habilitada como sala de exposiciones. Durante casi siete siglos, salvo el tiempo en que sirvió de residencia a los obispos de Pamplona, el palacio siempre fue sede del poder público en Navarra, primero de los reyes de Navarra y desde 1520, además, de sus gobernadores o virreyes. Tras la supresión de la figura del virrey en 1840 acogió a la máxima autoridad militar, primero como Capitanía general hasta 1893 y después como Gobierno militar hasta 1971.
Después de varios años de abandono el Gobierno de Navarra adquirió el edificio y encargó al arquitecto Rafael Moneo su rehabilitación para destinarlo a sede del Archivo Real y General de Navarra, nuevo uso con el que fue inaugurado en 2003. Las nuevas instalaciones abrieron sus puertas a los investigadores un 17 de mayo de 2004.
En la actualidad, el edificio acoge en unas modernas instalaciones todos los servicios destinados a la custodia y tratamiento archivístico de la documentación histórica y a su difusión. En torno a un claustro central acristalado, antiguo patio de armas, se sitúa el edificio histórico que alberga la zona de acceso público formada por una amplia sala de consulta y una biblioteca auxiliar con capacidad para 40 y 30 investigadores respectivamente, un salón de actos y la sala de exposiciones. Frente a ellos, en una construcción de nueva planta, se localizan las salas de uso técnico dedicadas a catalogación, restauración y digitalización. Cierra el patio la torre de depósitos documentales, concebida como la torre del homenaje del conjunto palaciego, de 10 alturas con 3 depósitos documentales por planta.