Cada persona necesita una medicación concreta. Se necesita conocer la medicación y saber cómo, en que dosis y cuándo tomarla
Es necesario tomar la medicación que se necesite, en la cantidad, forma y horarios indicados. Los medicamentos más utilizados en las enfermedades vasculares son:
- Antiagregantes (aspirina…): reducen la posibilidad de coágulos o trombos. Tienen un efecto protector leve, pero seguro, sobre la aparición de nuevas lesiones en los vasos.
- Anticoagulantes (sintrom…): se utilizan para prevenir la formación de coágulos o trombos y tienen más potencia que la aspirina. Es necesario realizar análisis de sangre periódicos para ajustar la dosis.
- Estatinas: sirven para reducir el colesterol en sangre.
- Betabloqueantes: disminuyen la tensión arterial y las pulsaciones del corazón, con lo que facilitan su trabajo.
- Inhibidores del calcio: relajan la musculatura de los vasos y disminuyen moderadamente la tensión arterial, etc.
- Nitroglicerina y derivados, ya sea en comprimidos, parches transdérmicos o spray: son potentes vasodilatadores. Permiten que llegue más sangre a los vasos y por tanto a los órganos del cuerpo.
A veces, es necesario poner en marcha mecanismos para no olvidarse de tomarla: guardarla en sitios donde la veamos fácil, asociar su toma con comportamientos concretos (comidas, lavado de dientes, ir a la cama…), colocar un cartel que nos lo recuerde, usar pastillero…
Es importante hablar o consultar en el centro de salud cualquier aspecto o duda sobre la medicación.