El legado de un médico navarro: Víctor Martínez Lope García
El Museo del Carlismo agradece con esta exposición a Víctor Martínez Lizarraga la donación de bienes culturales relativos a don Víctor Martínez Lope-García realizada en 2024 y su contribución al incremento de fondos de su colección estable.
Octubre 2025 - Febrero 2026
Un médico comprometido
Víctor Martínez Lope-García nació en Pergamino (Argentina) en 1892, tercero de los cuatro hijos de D. Francisco Martínez Alsúa y de Dña. Juana Lope-García Piúdo. Su padre, veterano del ejército del pretendiente Carlos VII, fue un activo político jaimista, exilado en Argentina tras la segunda guerra carlista. A su regreso, fue diputado por la merindad de Estella y presidente del consejo de administración de la Compañía Minera de Salinas de Oro.
Víctor estudió la carrera de medicina en Alemania y realizó sus prácticas en Estella coincidiendo con la gran gripe de 1918. Al iniciar la Guerra Civil se alistó en el requeté, ejerciendo como capitán médico y regresó a Pamplona para hacerse cargo del Hospital Alfonso Carlos, instalado en el edificio del Seminario de Pamplona.
Casado con María Lizarraga en 1919, marcharon ambos en 1939 al país de origen de esta, Filipinas, donde vivió la ocupación japonesa de las islas integrado en la comunidad local. En octubre de 1945 consiguió embarcar a su familia rumbo a España y reunirse con ella en 1946. Dos años después se trasladó a Madrid, pero mantuvo una estrecha relación con Pamplona donde siempre residió su hijo menor. Falleció en Madrid el 24 de octubre de 1957, siendo exhumado en la capital navarra en el panteón familiar y celebrándose los funerales en la parroquia de San Nicolás.
Su labor durante la pandemia de “gripe española”
En 1918, se declaró una pandemia de gripe en Estados Unidos que pasó a Europa con la llegada de tropas aliadas en la Primera Guerra Mundial a través del puerto francés de Brest. De extrema virulencia, su pico máximo tuvo lugar entre finales de octubre y principios de noviembre, siendo especialmente dura en Nueva York, Londres, París y Berlín.
Conocida inicialmente como “Soldado de Nápoles”, por ser tan pegadiza como el tema así titulado de la zarzuela “La canción del olvido”, fue rebautizada como “gripe española” debido a que fue la prensa de este país la que más extensamente abordó el tema. España, dada su neutralidad en la Gran Guerra, recibió tardíamente el impacto de la pandemia, aunque sufrió varias sus dramáticas consecuencias tanto en núcleos urbanos como rurales. Navarra no fue ajena a ella, con un total estimado entre 3.000 y 4.000 fallecidos, siendo el mayor impacto en el otoño de 1918. Localidades como Pamplona, Los Arcos, Sada o zonas como las Améscoas, fueron especialmente castigadas.
En 1918, Víctor Martínez se encontraba en Estella cuando se declaró el brote. Su labor sanitaria fue activa y comprometida, mereciendo el reconocimiento del ayuntamiento. El Valle de las Améscoas solicitó al Gobernador Civil que le concediera la Cruz de Beneficencia y, a través de una colecta, la Merindad de Estella le regaló un bastón decorado el día de su boda, el 15 de enero de 1919.
Al frente del Hospital Alfonso Carlos
Iniciada la guerra civil española, Víctor Martínez se alistó en el requeté y partió como voluntario junto al Tercio de María de las Nieves, ejerciendo como capitán médico, hasta que la Junta Central Carlista de Guerra de Navarra le nombró en noviembre de 1936 director del Hospital Alfonso Carlos, instalado en el edificio del Seminario de Pamplona. Allí destacó por su gran capacidad de gestión, ampliando el centro y diversificando sus servicios, y promovió la incorporación de la mujer a la sanidad impulsando, junto a María Isabel Baleztena, una campaña de captación de personas voluntarias.
En la Memoria del Hospital Alfonso Carlos, editada tras la contienda, se dice de él:
“Cuando tomó a su cargo la dirección, contaba el Hospital con setenta camas. El día de la clausura, se encontraban repartidas por sus amplias salas, más de 1.500. Merced a su esfuerzo y talento práctico, se crearon magníficas roperías, oficinas, administración, farmacia y un voluminoso fichero que encierra toda una historia de dolores, triunfos y heroísmos. En el deseo de que el Hospital fuese el gran hogar de los heridos y, para que no aumentara sus dolores la nostalgia de la ausencia familiar, mejoró notablemente los servicios de cocina, comedores, duchas y baños. Organizó, con valiosas cooperaciones, el cuerpo de enfermeras y enfermeros, las religiosas tuvieron en él hidalgo protector.
Su filantropía, patriotismo y caballerosidad, atrajo la prestación de buen número de compañeros de la clase médica de Pamplona, y en las naves del ALFONSO CARLOS, encontraron refugio de amigos, hombres eximios de la medicina española que padecían la amargura de la persecución.
Así se pudo llegar hasta el detalle de un hospital moderno, instalándose gracias a la constancia de D. Víctor, las especialidades de odontología, rayos X, servicio de médicos y practicantes de guardia, mecanoterapia y masajes, con su complemento de miembros artificiales para los mutilados y un servicio especial para evacuación de heridos”.
Artistas en la exposición
Javier Ciga Echandi
(Pamplona, 1877 - 1960)
Formado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y en la Academia Julien de París junto a Jean-Paul Laurens, Ciga fue un consumado retratista que renovó el género en la pintura navarra del primer tercio del siglo XX. Demandado por la clientela local, introdujo el formato de pareja como en El matrimonio Áriz Gorriz o El matrimonio Iraburu, ambos en el Museo de Navarra, y fue prolífico en retratos individuales de encargo como los de Víctor Martínez Lope-García y el de su esposa María Lizarraga, realizados hacia 1919 coincidiendo con su matrimonio y destinados al hogar familiar.
Militante del Partido Nacionalista Vasco y concejal del Ayuntamiento de Pamplona, Javier Ciga fue represaliado en la guerra civil española, siendo arrestado el 13 de abril de 1938 y permaneciendo en la cárcel hasta el 23 de septiembre de 1939.
Victoriano Juaristi Sagarzazu
(San Sebastián, 1880 - Pamplona, 1949)
Licenciado en Medicina por la Universidad de Valladolid, ejerció en Santander, San Sebastián, Fuenterrabía e Irún, obteniendo el doctorado en la Facultad de Medicina de Madrid. En 1919 obtuvo la plaza de médico-cirujano en el Hospital Provincial de Pamplona, ciudad en la que fundó la Clínica San Miguel. Figura polifacética, durante la Segunda República fue miembro del Consejo de Cultura de Navarra, colaboró con diferentes publicaciones, erigió monumentos públicos, fue un notable esmaltador, publicó varios libros, compuso dos zarzuelas y ejerció la pintura. En el contexto de la Guerra Civil permaneció en Pamplona como cirujano jefe del Hospital Militar.
A él se debe la decoración del marco del recuerdo tributado al doctor Martínez Lope-García por sus compañeros del Hospital Alfonso Carlos, en el que aparecen las iniciales V. J. S., con las que firmaba habitualmente.

