Las sierras de Urbasa y Andia, al oeste de Navarra, forman una barrera natural entre la Navarra Atlántica, más húmeda, y la Navarra Mediterránea. El Parque Natural ocupa 21.408 hectáreas, en cuyo entorno se sitúan, al norte, los valles de Arakil, Ergoiena y Burunda; al este, Ollo y Goñi; al sur, las Améscoas, Guesálaz, Lezáun, Yerri y Abarzuza; y al oeste, la frontera con Álava. La vertiente norte, siempre verde, favorece la ganadería, mientras que la parte meridional de la sierra, mucho más seca, es propicia para la agricultura.

El poblamiento humano de estas sierras se remonta al Paleolítico, con numerosos monumentos megalíticos y cuevas habi­tadas. En el Neolítico, la agricultura fue modelando el paisaje. De la época romana, se conservan restos de la calzada que unía Uharte Arakil con Cirauqui y de la que comunicaba Baquedano con Olazti e Iturmendi. En la Edad Media, Estella cobró gran importancia como final de etapa del Camino de Santiago. Así lo atestiguan las iglesias de San Pedro de la Rúa, San Miguel o el Santo Sepulcro, los monasterios de Iratxe e Irantzu, el palacio románico de los Reyes de Navarra y otras bellas construcciones que forman parte del patrimonio artístico de la zona. Durante las guerras carlistas, Estella jugó un papel relevante y en las Améscoas estableció el general Zumalacárregui su cuartel.