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Navarra reconoce el compromiso de la asociación El Caracol con las personas sin hogar de Ciudad de México
26 de octubre de 2021
Navarra reconoce el compromiso de la asociación El Caracol con las personas sin hogar de Ciudad de México
Luis Enrique Hernández, director de El Caracol, ha recibido este martes de manos de la Presidenta de Navarra, María Chivite, el Premio Internacional Navarra a la Solidaridad, en reconocimiento a la atención sanitaria, educativa y social prestada por esta asociación a las personas que viven en las calles de Ciudad de México.
Luis Enrique Hernández, director de El Caracol, ha recibido este martes de manos de la Presidenta de Navarra, María Chivite, el Premio Internacional Navarra a la Solidaridad, en reconocimiento a la atención sanitaria, educativa y social prestada por esta asociación a las personas que viven en las calles de Ciudad de México.
En el acto de entrega, celebrado en el Salón del Trono del Palacio de Navarra, se ha subrayado el respaldo de la Comunidad Foral a su acompañamiento integral a las “poblaciones callejeras”, según terminología acuñada por la propia asociación, y la tarea de altavoz para dar a conocer la necesidad y el derecho de un rescate inclusivo a las personas que paceden la desigualdad.
Presidido por María Chivite, al acto también ha asistido el presidente de Laboral Kutxa, entidad cooorganizadora del Premio, Txomin García; el presidente del Parlamento de Navarra, Unai Hualde; el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti; la consejera de Derechos Sociales, Carmen Maeztu; el consejero de Universidad, Innovación y Transformación Digital, Juan Cruz Cigudosa; y la concejala del Ayuntamiento de Pamplona / Iruña, Ana Elizalde.
El premio, instituido en 2002, tiene como finalidad reconocer a personas, ONG o instituciones que destaquen por su labor voluntaria en el ámbito de la cooperación internacional y al desarrollo y en la lucha a favor de los sectores y países más desfavorecidos. Además, el galardón reconoce el trabajo de quienes contribuyen a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a la creación de un mundo más justo.
El Caracol es una organización cívica sin ánimo de lucro fundada en 1994 cuya misión consiste en “contribuir a la visibilidad e inclusión social de las poblaciones callejeras y en riesgo social”. Con 27 años de trayectoria ha sido la primera organización en ofrecer un modelo educativo a jóvenes que viven en la calle, además de haber editado material educativo especializado y un currículum de formación para personas educadoras de calle que ya se ha impartido a 3.500 personas, sólo en los últimos 3 años.
En el ADN de Navarra
En su intervención, la Presidenta Chivite ha reivindicado el valor de la solidaridad a pie de calle, la que se regala con libros, alimentos y compañía: “Es mucho más que ayuda económica o discursos grandilocuentes. La solidaridad es ante todo una responsabilidad cívica, de las instituciones y de todas las personas porque atajar las desigualdades, eliminar la pobreza es tarea que atañe a todos y todas”.
En esa línea, la Presidenta ha reflexionado sobre el concepto mismo de prosperidad, dado que “no hay prosperidad si no se ataja la desigualdad. Porque el crecimiento de una sociedad no debe medirse sólo en términos económicos. Los indicadores sociales son igual de relevantes. De poco sirve crecer si ese credimiento económico no es justo, redistribuido, y llega a todas las capas de población”.
La Presidenta Chivite ha explicado que Navarra, pese a ser la comunidad española con menor tasa de pobreza y la décima de la Unión Europea, “no se conforma. Nos ponemos más retos –ha recordado- porque mientras haya desigualdad habrá trabajo por hacer. Y en Navarra llevamos la solidaridad en nuestro ADN, no solo en nuestro entorno próximo sino con el resto de España y del mundo”.
Por su parte, el director de El Caracol, Luis Enrique Hernández, ha realizado un repaso a las tareas de su asociación en sus casi tres décadas de andadura, en las que “la discriminación y las violaciones graves a los derechos humanos han sido la constante en este andar; la limpieza social, separación familiar, violencia policiaca, institucionalización forzada… son sólo alguna de las situaciones que educadoras y educadores han decidido acompañar con el solo objetivo de promover un mundo más equitativo”.
La pandemia del COVID-19, período en el que El Caracol ha atendido a unas 3.000 personas, “ha hecho más evidente las desigualdades que viven las poblaciones callejeras, fueron consideradas focos de infección y recibieron con más dureza la violencia del Estado”, ha explicado Hernández. “Estar aquí, ha concluido, representa un reconomiento y una oportunidad para promover el cambio cultural a favor de los derechos humanos y la vida digna para las personas que viven en las calles de todo el mundo”.
Para despedir, el director de El Caracol ha querido agradecer a la institución navarra Nuevo Futuro, que propuso la candidatura de El Caracol al premio, por “ver en nuestro modelo de atención un argumento para ser reconocidos con el Premio”.
Consejera Maeztu y presidente de Laboral Kutxa
La consejera Maeztu ha recordado la dimensión del Premio Internacional Navarra, que refuerza la apuesta del Gobierno de Navarra por la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Junto a su satisfacción por recuperar el premio, tras la interrupción del año pasado por el COVID-19, Maeztu ha repasado alguna de las principales acciones de El Caracol, muchas de ellas adaptadas a las dificultades de la pandemia entre población callejera y, en concreto, ha destacado “la importante labor de formación para educadores y educadoras, además del trabajo directo con niños, niñas, adolescentes, personas con discapacidad y familias que vien en los lugares más inhóspitos de las calles de México”.
El presidente de Laboral Kutxa, Txomin García, ha afirmado expresado el honor de su entidad “por formar, un año más, como parte de este premio junto con el Gobierno de Navarra, cono quien compartimos la voluntad de apoyar y reconocer el trabajo solidario”. García ha subrayado la labor de El Carcacol en los últimos meses, “en los que, tristemente, el protocolo de ‘quédate en casa’ no era una alternativa factible para las poblaciones callejeras. Su visión del trabajo voluntario ha adquirido una dimensión ejemplar. Mis palabras de reconocimiento son claramente insuficientes ante tan valiente e ingente valor”, ha afirmado.
Personas galardonadas en anteriores ediciones
En anteriores ediciones el Gobierno de Navarra y Laboral Kutxa han otorgado este reconocimiento a organizaciones y personas de variada procedencia y perfil, que conlleva un premio de 25.000 euros. En concreto, en la última edición, la de 2019, se reconoció la trayectoria del Movimiento Emaús Internacional, que estuvo representado por su presidente, Patrick Atohoun, por su labor de transformación social y justicia medioambiental.
También han recibido el galardón de reconomiento: el Premio Nobel de la Paz Muhamad Yunus; las Hermanas Misioneras de la Caridad de Calcuta; el Servicio Jesuita a los Refugiados; Uganda Network of Aids Service Organisations (UNASO); la Federación Internacional de Fe y Alegría; la Orden Hospitalaria San Juan de Dios; Wassu Gambia Kafo y Mama Samathe; el Vicariato Apostólico de Aguarico-Misión Capuchina en Ecuador; e Isabel Martín- Creative Handicraft.
También recibieron el premio el profesor Manuel E. Patarroyo Murillo; la keniata Dimina Khasiala, conocida como ‘Mama Tunza’; la Hna. Martha Pelloni, que trabaja a favor de los Derechos Humanos en Argentina; la Fundación Juan Ciudad y a una de sus trabajadoras, la Hermana Paciencia Melgar por su labor con personas con enfermedades olvidadas como es el caso del Ébola, y la organización la Vía Campesina, movimiento social mundial implantado en cuatro continentes, y presente en 73 países, además de ser reconocido interlocutor en Foros y Organizaciones Internaciones como la FAO. En la última edición, se premió a cuatro activistas africanas: Theresa Kachindamoto, de Malawi; Hulo Guillabert, de Senegal; Victoria Nyanjura, de Uganda, y Oumou Sall-Seck, de Malí, por su labor en defensa de los derechos humanos en África, en una candidatura conjunta que reconoce la labor de todas ellas.