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Un año de guerra en Ucrania deja en Navarra mil nuevos empadronamientos y un modelo para emergencias de asilo y refugio
24 de febrero de 2023
Un año de guerra en Ucrania deja en Navarra mil nuevos empadronamientos y un modelo para emergencias de asilo y refugio
Hace un año, en la madrugada del 24 de febrero de 2022, el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, lanzó un mensaje a la nación anunciando el inicio de una ofensiva bélica en el este de Ucrania. Un par de días después del inicio de los bombardeos sobre la población civil ucraniana llegaron a Navarra las primeras personas que huían de la guerra: una joven embarazada y su madre diabética, que solicitó insulina en Tudela, habían atravesado en su propio vehículo toda Europa recorriendo 3.870 kilómetros. Ellas fueron las primeras de miles.
El balance que deja en Navarra un año de guerra en el Este de Europa es la incorporación de 1.106 nuevos vecinos y vecinas procedentes de Ucrania que a día de hoy están empadronadas en diferentes municipios de la Comunidad Foral, mayormente mujeres (un 51%) y otro tanto (un 31%) son niños y niñas a su cargo. De hecho, 265 de esos niños y niñas ucranianas están cursando en este momento sus estudios en centros escolares de Navarra: 45 en Educación Infantil, 121 en Primaria, 88 en la ESO y 10 de ellas en bachillerato o Formación Profesional media o superior. Otras 367 personas refugiadas comenzaron otras enseñanzas como educación para adultos, clases de castellano o estudios musicales.
Además, 220 personas ucranianas se han incorporado al mercado laboral a lo largo de este año en sectores como la hostelería, labores administrativas o la agricultura. Mientras, otras 268 están cobrando la ayuda extraordinaria de 400 euros mensuales como subsidio de emergencia que habilitó el gobierno para cubrir necesidades básicas. Y, por su parte, el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea dio de alta 1.192 tarjetas sanitarias a personas de Ucrania desde el inicio de la guerra.
Un modelo a seguir para otras políticas de asilo
Pasado un año, desde el Departamento de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Navarra, el consejero Eduardo Santos hace una valoración positiva de la respuesta institucional de acogida que se dio en cada momento desde el Gobierno de Navarra, “adaptándose a la realidad de cada momento”.
Santos subraya la premura con la que comenzó el Gobierno navarro a establecer contactos con la población ucraniana en Navarra y las entidades sociales tan solo 24 horas después del inicio de la invasión rusa de Ucrania para dar una respuesta a las necesidades e inquietudes que la propia diáspora ucrania tenía aquí. Respuesta que posteriormente se concretó en una comisión interdepartamental del Gobierno de Navarra y en la creación de una Oficina de Atención a la Emergencia en Ucrania.
El consejero de Políticas Migratorias y Justicia destaca además la relevancia que tuvo en la acogida de estas personas la flexibilidad administrativa general y el singular estatus político de “protección temporal” que desde la Unión Europea aprobó de urgencia el 4 de marzo de 2022 para aquellas personas que huían del conflicto en Ucrania.
Este extraordinario mecanismo de emergencia otorgó permiso de residencia y trabajo en los estados miembro como España automáticamente, de forma inmediata y colectiva, sin tener que estudiar cada solicitud de manera individual a las personas desplazadas que no estaban en condiciones de regresar a su país de origen. En este sentido, el consejero Santos ha querido remarcar como reflexión general positiva que "cuanto más se facilitan los trámites administrativos más rápida es la incorporación al mundo laboral y social, lo que redunda en beneficio de estas personas, de la sociedad que les acoge y en el éxito de la integración, así como en la autonomía de las personas para moverse y establecerse".
Por esto mismo, Santos, ha apelado a reflexionar sobre esta experiencia para que sirva “como modelo para facilitar el arraigo de otros flujos migratorios y personas que huyen de otros conflictos y circunstancias para hacer otras políticas de asilo que no sean punitivas y sí garantistas sobre los derechos de las personas”.
Una oficina sin descanso: 3.700 solicitudes
Pero el estallido de este conflicto en el corazón de Europa, también deja en Navarra otras reflexiones y un modelo de respuesta a una emergencia humanitaria sin precedentes. El Ejecutivo foral puso en marcha todo un dispositivo de emergencia para coordinar departamentos, promovió información útil a través de una página web y folletos en diferentes idiomas que puso a disposición de la administración foral y entidades locales. Y a través de la Dirección General de Políticas Migratorias y en colaboración con Cruz Roja, como una de las entidades acreditadas en Navarra para el sistema de asilo y refugio, pusieron en marcha una improvisada oficina de atención a pie de calle.
El 7 de marzo un discreto cartelito en ucraniano, castellano y euskera frente al monumento al Encierro de Pamplona, en la avenida de Roncesvalles, daba la pista correcta de bienvenida a aquellas mujeres que andaban desorientadas buscando información. Dentro, las oficinas de la Dirección General de Políticas Migratorias del Gobierno de Navarra se habían transformado en una amalgama de sonidos, voces, sollozos, risas, griterío y timbres de teléfonos. El espacio de trabajo de los funcionarios y funcionarias del departamento fue desplazado y conquistado para poner una sala de espera con pinturas de colores, cuentos y juguetes.
Durante los tres meses (de marzo a mayo) que estuvo en marcha el Centro de Atención a la Emergencia en Ucrania el teléfono no dejó de sonar ni un solo minuto, se atendieron más de 3.700 solicitudes de información.
“Durante los primeros días apenas nos podíamos despegar del teléfono, se solapaban las llamadas. Por un lado, personas de Ucrania demandando información y por otro una enorme ola de solidaridad de la ciudadanía navarra. Fueron días de intenso trabajo”, rememora un año después María Francisca Arrosagaray, trabajadora social de Cruz Roja, que atendió la emergencia aquellos meses junto a otras cuatro compañeras en la oficina.
Para María Francisca lo más duro fue ver directamente cara a cara “los ojos de la guerra”. “Recuerdo el primer día cómo vino un chico ucraniano que residía en Navarra, un muchacho que se derrumbó a llorar. Él estaba aquí con su padre que tenía cáncer y estaba recibiendo tratamiento oncológico, pero no lograban sacar a su madre y sus hermanas de Ucrania. Hablaban con ella y les contaba que dormían en la bañera, para protegerse de los bombardeos. No tenían sótano y ese era su único refugio”, explica Arrosagaray.
Se estima que un 25% han regresado
No obstante, a lo largo de este año de conflicto bélico, la situación en Ucrania —tanto en el frente de guerra, así como en las zonas que poco a poco han recuperado la normalidad—ha ido evolucionando, lo que ha empujado a muchas personas desplazadas a animarse a regresar a sus hogares o trasladarse a otras regiones de España o Europa donde tienen vínculos familiares o afectivos.
Así, aunque desde el Gobierno de Navarra y las entidades sociales de acogida precisan la dificultad tener cifras concretas por ahora respecto a los retornos, mediante el cruce de datos estiman que entre un 25% o un 30% de las 1.636 personas que originalmente solicitaron su estatus de protección temporal en Navarra habrían ya regresado a su país o haberse movido a otra comunidad autónoma.