14 de febrero de 2023

La consejera Esnaola visita las obras de restauración de la torre de Santa María de Viana sufragadas, con fondos europeos

La obra finalizará en 2024, y la aportación de los fondos Next Generation es de 1 millón de euros, al que se suma una cantidad igual aportada por el Arzobispado
Un momento de la visita a las obras de la torre.
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La consejera de Cultura y Deporte, Rebeca Esnaola, y el delegado del Gobierno en Navarra, José Luis Arasti, han visitado esta mañana las obras de restauración de la torre de la iglesia de Santa María de Viana. En el acto han estado acompañados por el vicario del Arzobispado de Pamplona y de Tudela, Carlos Ayerra, el párroco de la iglesia de Santa María, José Ignacio Hernández Iturralde, la alcaldesa de Viana, Yolanda González, el director general de Cultura – Institución Príncipe de Viana, Ignacio Apezteguía, y personal técnico del Servicio de Patrimonio Histórico responsables de la dirección de obra.

Las obras de la primera fase, que comenzaron en septiembre de 2022, se centran en la restauración del cuerpo superior de la torre de la iglesia parroquial de Santa María de Viana, cuya finalización deberá tener lugar antes del 30 de noviembre de 2023.

Según lo establecido en el convenio firmado entre el Departamento de Cultura y Deporte y el Arzobispado de Pamplona y Tudela, se prevé que las obras de restauración continúen con la intervención del cuerpo inferior de la torre cuyas obras finalizarán a lo largo de 2024. La financiación del conjunto de la obra, estimada en 2,2 millones de euros, se abordará a partes iguales entre el Gobierno de Navarra y el Arzobispado de Pamplona y Tudela.

Estas líneas de ayudas procedentes de los fondos europeos están incluidas en el componente 24 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia con el que se pretende recuperar y revalorizar el patrimonio cultural inmueble distribuido por el territorio apoyando con medidas para la conservación, restauración y mejora del patrimonio. Las ayudas pretenden reforzar y desarrollar el patrimonio cultural como elemento tractor para el impulso y la recuperación de la economía y la cohesión territorial y social.

La actuación en Viana responde a que cumple con los criterios marcados por el Ministerio de Cultura y Deporte para el reparto de las ayudas que indicaban que debía actuarse sobre edificios que sean Bien de Interés Cultural, que sea un recurso dinamizador y disponga de infraestructura turística en un entorno de 30 kilómetros, que se realice en una zona en la que se haya registrado un descenso poblacional, y que pueda estar finalizado en noviembre de 2023.

La obra de restauración de la torre de la iglesia de Viana posibilita evitar el deterioro progresivo que presenta este edificio declarado Bien de Interés Cultural, y que es imagen de Navarra para los peregrinos del Camino de Santiago que cruzan la localidad de Viana. Este monumento -con unas dimensiones similares a las de una catedral- presenta una sólida arquitectura, con una destacada portada renacentista y gran concentración de obras de arte en su interior. De hecho, dos cuadros de Luis Paret fueron expuestos recientemente en el Museo del Prado.

El convenio suscrito con el Arzobispado recoge la obligación del propietario en cumplir de manera permanente la obligación de visitas públicas y gratuitas conforme a lo recogido en la Ley Foral de Derechos Culturales, así como los mecanismos necesarios para mantener la vista pública durante el periodo de ejecución del proyecto siempre que las obras de restauración lo permitan. 

El proyecto y dirección de obra corre a cargo de Javier Sancho, arquitecto del Servicio de Patrimonio Histórico, y la ejecución de obras del cuerpo superior de la torre, ha sido adjudicada por concurso público a Construcciones Leache S.L. por un importe de 1.045.289 euros. La financiación de esta primera parte se hará con cargo a los fondos Next Generation que el Ministerio de Cultura y Deporte ha traspasado a las comunidades autónomas para la restauración de edificios declarados Bien de Interés Cultural.

La segunda parte de la restauración de la torre (su cuerpo inferior) se acometerá de forma consecutiva y será financiada por el Arzobispado de Pamplona y Tudela, según lo establecido en el convenio firmado en julio de 2022 entre ambas instituciones, con una cantidad similar a la aportada desde los fondos europeos.

Proyecto de restauración

La iglesia de Santa María de Viana presenta un estado de avanzado deterioro que pone en peligro la seguridad de los viandantes y la conservación del monumento declarado Bien de Interés Cultural por Decreto de 3 de junio de 1931. Situada junto al Camino de Santiago a su paso por el casco histórico de Viana, es una de las grandes iglesias góticas de Navarra, de tres naves, aunque sea especialmente conocida por su gran portada renacentista.

El proyecto comprende los trabajos necesarios para solventar los desperfectos y problemas que se han detectado, con objeto de recuperar sus cualidades formales y constructivas, y las funcionales como campanario y reloj, y que con esto se garantice y facilite su conservación y mantenimiento.

El primer asunto que hay que tratar es el estado estructural de la torre, para después abordar lo referido al estado de la piedra en la envolvente, que es lo que ha motivado la preocupación. Casi toda la estructura está formada por la fábrica de piedra medieval y renacentista, a la que se añaden las estructuras de hormigón armado de la cubierta, los forjados de hormigón armado, viguetas y rasilla, y las escaleras de bóveda de asilla de 1954.

En el exterior es preciso detener los desprendimientos de piedra. Esto requiere sanear, y reparar o reponer los elementos que han perdido material. El criterio de actuación es netamente arquitectónico: se trata de que la torre recupere sus cualidades formales y constructivas, por encima de la mera conservación de los materiales degradados que han perdido su función, aunque sean los originales. Esto supone que en unos casos será preciso sustituir buena parte de los elementos constructivos y en otros la reparación de su superficie, con la imprescindible pérdida del material original, lo que no es relevante en esta ocasión por las características formales y materiales de la torre.

En cubierta se plantea la sustitución de la estructura de hormigón armado de la cubierta y del chapitel. En la cubierta del chapitel se propone la sustitución de la cobertura de cinc y de pizarra por una que sea solo de cinc, a la vista del estado de la pizarra. Se plantea la instalación de un nuevo pararrayos con mejores prestaciones que la punta Franklin actual. Se desmontarán la bola, la veleta y la cruz para colocar un nuevo mástil y se volverán a montar.

El proyecto propone la demolición del forjado del cuerpo de campanas –viga, viguetas y bovedilla-, así como de la escalera, por su torpe aspecto, y la reconstrucción del forjado de vigas de madera, con pequeñas viguetas transversales encajadas en las vigas y cuajado con tabla. El primer tramo de escalera se reconstruirá con albañilería en la posición original, y el segundo tramo con madera. En el interior del cuerpo de campanas y de la cámara se pretende recuperar su cualidad espacial y aspecto previo. En relación con la conservación del interior y para evitar la entrada de palomas se propone la instalación de cierres de malla en todos los huecos del campanario y del chapitel, sustituyendo los provisionales colocados hace pocos años. También se propone la instalación de una malla en la terraza, para evitar el posado de las palomas, en sustitución de la colocada hace pocos años.

Es patente la necesidad de restaurar los cuatro vanos de las campanas, afectados por el incendio, por la ejecución de los machones de hormigón, por las rozas y anclajes para las rejas, y por las propias campanas. Esto requiere el corte y demolición de los machones de hormigón y la recomposición con sillares de las embocaduras interiores y de las jambas de los huecos –con distintas fórmulas para los muros gruesos y para los delgados-, previo cajeado de los sillares dañados para ejecutar piezas con los mismos fondos y garantizar una buena trabazón, dado que van a recibir las sillas de las campanas y soportarán el movimiento.

Requiere el previo desmontado de las campanas con su bajada al pie de la torre, dado que el forjado no es fiable. Y esto a su vez precisa el desmontado de las rejas, necesario también para su restauración, incluida la de sus anclajes en la fábrica.

Pero además se plantea la reposición de los yugos de madera en todas las campanas y de sus ejes, para recuperar la configuración tradicional. Se han definido los perfiles de los yugos, dado que no conocemos el perfil concreto que tenían; solo de una de las fotografías antiguas podemos deducir parcialmente la figura del yugo de la campana meridional, con sendos lóbulos en los remates laterales, así como de sus herrajes.

Junto a estos trabajos se prevé la renovación de las sillas, mecanismos, motores, trasmisiones y cuadros de protección y de control de las campanas. Aunque se ha perdido la tradición de bandeo manual en la localidad, se prevé que los dispositivos admitan esa opción.

La intervención en el reloj tiene presente en primer lugar la desaparición del reloj original, salvo elementos relacionados, como el recinto de las pesas y el hueco de la bóveda, una pesa, y el hueco de los campanillos –que parecen renovados-. En cuanto al reloj de inicios del siglo XX, se conserva la maquinaria, en buen estado, el recinto del reloj –de pobre factura-, dos pesas, y las esferas – adaptadas y en uso-, mientras que han desaparecido las transmisiones –salvo algunos restos de soportes- y el recinto de pesas, a lo que se añade el cierre del hueco practicado en la bóveda del coro. El servicio lo presta hoy un reloj electrónico, lo que va siendo habitual en muchos campanarios, que tiene trasmisiones eléctricas a los motores que accionan las manillas de las esferas y a los electromazos de las campanas.

No parece posible recuperar ni la instalación original ni la segunda. Junto con esto, es patente que interesa retirar el tabique añadido que cierra parte del piso bajo del campanario y cerrar el hueco de la bóveda, para recuperar las condiciones de esta pieza. Y que interesa también completar las faltas de la bóveda para recuperar su aspecto y las condiciones de la cámara, lo que requiere la demolición del recinto de las pesas y del recinto del reloj, con independencia de que se mantenga el reloj en esta dependencia con otro tipo de protección, así como el cierre del agujero del suelo y la reposición del pavimento de ladrillo después de completar la plementería de la bóveda del coro. Se plantean estas actuaciones, junto con una renovación de las transmisiones hasta el reloj electrónico y del reloj a las esferas y a las campanas. Respecto de las esferas se desplazará la principal hacia arriba para ganar algo del hueco de la ventana, pero no se pueden desplazar más pese a que las agujas tienen transmisión eléctrica y accionamiento motorizado porque ambos motores deben estar accesibles para su mantenimiento. Se ha previsto una instalación de electricidad para el servicio de las campanas y del reloj, pero no una de iluminación del interior de las estancias de la torre.

La torre

Pertenece a las obras del siglo XVI que se proyecta tras una serie de informes favorables emitidos por diversos arquitectos y que dio traza Amador de Segura en el año 1582, aprobándose la construcción al año siguiente. De la ejecución se encargaron Juan y Martín de Larrainaga y al carpintero vianés Pedro de San Martín le correspondió realizar el chapitel, de manera que la obra estaba definitivamente concluida para el año 1593 cuando Juan de la Fuente colocó las planchas de plomo. No obstante, esta traza del siglo XVI engloba estructuras anteriores ya que su interior alberga una escalera de caracol que lleva a una estancia cubierta por una bóveda de crucería de potentes nervios pentagonales del siglo XIV apoyados en ménsulas, decorándose su clave con una rueda estrellada. Desde ella se accede a otra dependencia superior cuya ventana forma un doble arco trilobulado, asimismo obra del siglo XIV.

Se eleva la torre junto a la portada medieval a los pies del templo, apoyándose sobre las paredes maestras del ángulo suroeste del edificio, que se refuerzan con cuatro gruesos contrafuertes prismáticos unidos dos a dos por un arco rebajado que forma una especie de hornacinas; sus empujes correspondientes se contrarrestan por medio de trompas según una solución ensayada en la iglesia de San Esteban de Salamanca unos años atrás. Se formó así un alto fuste de desarrollo vertical acentuado por la línea de los contrafuertes pero que se interrumpe a media altura por una terraza con balaustrada plateresca.

Sobre el fuste monta la torre propiamente dicha, un sobrio cuerpo prismático de campanas que se articula por parejas de pilastras estriadas en los ángulos y en los frentes por ventanas rectangulares entre pilastras, donde apoya un friso dórico con triglifos y metopas rematado en frontón recto; un friso semejante con triglifos y óculos corona el cuerpo de campanas sobre el que se proyectó un segundo rematado en chapitel piramidal, sustituido hoy día por otro moderno. El clasicismo que muestra este cuerpo hace pensar en la intervención de los Raón que hacia 1700 estaban trabajando en las casas consistoriales y en la girola de la propia iglesia.