21 de octubre de 2024

Hallada una inscripción paleohispánica en el complejo minero de Lantz

Los tres signos identificados se transcriben como ‘ikae’ o ‘igae’, y suponen una nueva muestra de alfabetización antigua en lenguas vernáculas en Navarra
Inscripción de la mina de Lantz
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Equipos de investigación de la Dirección General de Cultura han encontrado recientemente en la mina Aierdi VIII, perteneciente al complejo minero de Lanz, una inscripción paleohispánica de alrededor de 2.000 años de antigüedad, que supone el hallazgo de estas características más septentrional encontrado en Navarra y el único de toda la Península Ibérica en el interior de una mina.

Esta inscripción no es solo importante por la excepcionalidad de su contexto arqueológico, sino porque constituye un nuevo documento de la alfabetización antigua en el territorio en una época en la que los procesos de romanización y latinización estaban ya avanzados, pero en la que las lenguas vernáculas seguían utilizándose y también escribiéndose.

La inscripción se sitúa a 61 metros de la boca de la cueva y a 18 metros de profundidad, tras superar una gatera de 15 metros. Está realizada, bajo el techo, sobre la pared norte, a 84 cm. del suelo, sobre un estrato que alterna arcillas y gravas. Los tres signos identificados, inscritos en la arcilla, ocupan una superficie de 23 cm. de largo por 13 cm. de ancho. Están realizados con un instrumento punzante, pero de punta roma, provocando unos surcos de entre 4-6 mm. de ancho y 2-9 mm. de profundidad, en función de la presión que ejerció el grabador. Se da la circunstancia de que, superpuestas a la inscripción, hay 8 marcas hechas con posterioridad, aunque la investigación no ha podido precisar el tiempo transcurrido entre ambas acciones. En cualquier caso, la inscripción parece estar completa, salvo en la esquina inferior izquierda del panel, donde podría haber perdido un pequeño fragmento por causa de las picadas de punterola que se realizaron con posterioridad.

‘Ikae’ o ‘igae’

Los tres signos pertenecen a un signario paleohispánico, y pueden transcribirse como ‘ikae’ o ‘igae’. Dadas la brevedad del texto y la falta de apoyos comparativos, resulta complicado determinar con seguridad en qué variedad de los signarios paleohispánicos está escrita y a qué lengua hay que atribuirla, aunque, teniendo en cuenta el lugar de hallazgo, existe la posibilidad de que se trate de una inscripción vascónica, hipótesis que estaría apoyada por la similitud con palabras vascas como ‘ik(h)ai’ ‘pendiente’, empleada por el poeta en lengua vasca del S. XVII, Arnaud Oihenart, y cuyo significado sería compatible con el lugar en el que se grabó el texto. En todo caso, la escasez de conocimientos sobre la realidad lingüística de la época obliga a tomar esta hipótesis con cautela.

Por lo que respecta a su datación, no se ha podido obtener una fecha de forma directa, aunque habida cuenta del contexto arqueológico en el que la inscripción se encuentra, que sí que ha sido datado en laboratorio por carbono 14, se puede deducir que pudo ser realizada hace aproximadamente 2.000 años, en pleno proceso de explotación de la mina en época romana.

Ante la importancia del hallazgo, y dada la vulnerabilidad del conjunto arqueológico la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana ha tomado la decisión de cerrar la mina de Aierdi VIII, cuyo acceso ha quedado restringido a aquellos usos relacionados exclusivamente con actividades de investigación.

El complejo minero de Lantz

El proyecto de catalogación e investigación del complejo minero de Lantz es una iniciativa que coordina la Dirección General de Cultura-Institución Príncipe de Viana en colaboración el Ayuntamiento de Lantz. Ante la sospecha de su importancia patrimonial, ya conocida desde los años 70 del siglo pasado, en el año 2022 se iniciaban los estudios del complejo, para lo que se ha reunido un equipo multidisciplinar e internacional compuesto por investigadores e investigadoras de distintas disciplinas, como la arqueología, la geología, la química, la espeleología o la epigrafía; procedentes de diversos centros de investigación, como las universidades de Toulouse, País Vasco, Burgos o Barcelona: Teresa Lacosta, María Fernández, Argitxu Beyrie, Arturo Hermoso de Mendoza (Grupo de Espeleología Satorrak), Jean Marc Fabre, Eric Kamenthaler, Eneko Iriarte, Martín Arriolabengoa, Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui.

Los trabajos comenzaron con la prospección arqueológica de un espacio de casi 2 km2 que engloba el barranco de Aierdiko Erreka en el que se circunscribe el complejo minero. Los trabajos de esa campaña lograron la localización de más de 30 puntos de explotación a cielo abierto y al menos 20 bocaminas con galerías mineras subterráneas. De esa veintena, hasta el momento se han prospectado arqueológicamente tres: Aierdi III, Aierdi IV y Aierdi VIII, y se han comenzado excavaciones arqueológicas en Aierdi IV.

Aunque hay datos de que las primeras explotaciones pudieron comenzar al final de la Prehistoria, la puesta en explotación del complejo en su máximo alcance parece que pudo dar comienzo en el cambio de era, coincidiendo con la construcción de la calzada Pompelo-Oiasso, lo que garantizaría una eficaz evacuación de la producción hacia variados destinos. Así pues, es muy posible que la administración romana hubiera puesto en marcha y organizado el complejo minero en sus momentos más importantes de uso y explotación. Los primeros datos que ofrecen las investigaciones apuntan a que pudiera convertirse en uno de los cotos mineros más importantes de la antigüedad en el Pirineo Occidental.