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El nuevo modelo de Renta Básica ha incrementado de forma significativa el número de hogares que supera las situaciones de pobreza extrema
25 de febrero de 2003
El nuevo modelo de Renta Básica ha incrementado de forma significativa el número de hogares que supera las situaciones de pobreza extrema
Éstas son algunas de las conclusiones del "Estudio Evaluativo de la Renta Básica en Navarra 1990-2001", elaborado por el Grupo de Investigación sobre la Exclusión Social del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra, por encargo del Departamento de Bienestar Social, Deporte y Juventud.
Concretamente, los autores del estudio han sido Miguel Laparra, Conchita Corera, Cristina García, Almudena Macías y Paloma Orte.
El trabajo ha sido presentado hoy en rueda de prensa por el director general de Bienestar Social, Deporte y Juventud, José Luis Alli Fernández, y por los autores Miguel Laparra y Conchita Corera.
Evolución del modelo de Renta Básica
La Renta Básica es un recurso implantado en Navarra por el Decreto Foral 168/1990, de 18 de junio, con el fin de garantizar unos ingresos mínimos de subsistencia a los hogares en situación de pobreza extrema.
Tras una primera evaluación del programa en 1997 y en el marco del Plan de Lucha contra la Exclusión Social 1998-2005 y de la Carta de Derechos Sociales de 1999, se configuró un nuevo modelo de Renta Básica, regulado mediante el Decreto Foral 120/1999, de 19 de abril.
El Decreto introdujo como principal novedad la exigencia de una implicación activa por parte de los beneficiarios. Éstos, paralelamente a la ayuda, deben comprometerse a cumplir un acuerdo de incorporación sociolaboral tendente a superar la situación que les ha llevado a ingresar en el programa.
Este acuerdo incluye, entre otras cuestiones, el aprendizaje de hábitos y habilidades previos para la adquisición de nuevos conocimientos formativos, actividades específicas de formación, acciones que posibiliten el acceso a un puesto de trabajo, y la escolarización de los menores de la unidad familiar. Este acuerdo se desarrolla mediante el acompañamiento social o seguimiento por parte de los Servicios Sociales de Base y por los Equipos de Incorporación Social que actualmente se encuentran en fase de experimentación en dos áreas de la Comunidad Foral (Pamplona y Estella).
Hogares y cuantías recibidas
El número de hogares perceptores de la Renta Básica ha pasado de 90 en el primer año de aplicación del programa a 1.881 en 2001. El aumento más significativo se produjo en los primeros años, ya que el incremento total a lo largo de los últimos cuatro años ha sido de 225 hogares.
Las cuantías percibidas por los beneficiarios dependen de la existencia de otros recursos y del número de miembros del hogar. En este sentido, la cantidad mensual media para una familia de tres miembros ha pasado de 29.536 pesetas en 1990 a 57.564 pesetas en 2001.
En lo que se refiere al presupuesto destinado por el Gobierno de Navarra a este programa, las cuantías han pasado de los 10 millones de 1990 a 691,4 millones en 2001, una cifra que permanece estable en los últimos años (620 millones en 1999).
La cuantía de la Renta Básica es la cantidad que se aporta para completar los recursos económicos de la unidad receptora hasta alcanzar una suma de cantidades. Hasta este año las cantidades eran las siguientes: un 75% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) mensual para la primera persona, un 15% del SMI para la segunda persona, un 10% del SMI para cada persona a partir de la tercera. En ningún caso la Renta Básica podía superar el 125% del SMI mensual.
Precisamente, el Pleno del Parlamento ha aprobado recientemente una modificación de las cuantías, que pasan del 75% del SMI al 80%, con un máximo del 130% del SMI. Esta modificación se está regulando y se aplicará con efectos del 1 de enero.
Cobertura y eficacia del programa
El estudio constata que se ha producido una mejora en la cobertura del programa, ya que la entrada de usuarios no se ha realizado preferentemente a través de mecanismos de excepcionalidad como ocurría con la primera regulación, sino que, en la actualidad, la mayoría de los perceptores cumplen los requisitos básicos del programa. Resalta también la reducción del tiempo de espera para la incorporación al recurso.
Además, destaca la mejora en el tratamiento de los hogares en cuanto a la posibilidad de sumar varias rentas básicas, algo que ocurre en el 8% de los hogares, más del doble que antes de la reforma.
Pero sobre todo, el trabajo incide en la mejora de la eficiencia del programa, fruto también del mejor contexto laboral, y que se concreta en el aumento significativo de hogares que consiguen superar las situaciones de pobreza extrema que originaron su entrada en el programa.
Así, se indica que un 57,9% de los hogares que ingresaron en el periodo 1995-98 han conseguido la salida definitiva del programa, frente a un 41,8% de los que ingresaron en el periodo 1990-93. De igual forma los hogares de larga estancia sólo suponen el 13,4% de los hogares ingresados en el segundo periodo frente al 21,4% de los hogares del periodo 1990-93.
Cambios en el perfil del usuario
El estudio analiza también el perfil del usuario. Destaca el aumento de la presencia de inmigrantes, que representan el 27,4% del total de hogares beneficiarios. No obstante, el porcentaje de población inmigrante que percibe la renta básica (6,5% en 2001) permanece estable y incluso se percibe una disminución en los últimos años.
Otro de los cambios experimentados es el rejuvenecimiento de los perceptores, aspecto éste que no obedece sólo a la presencia de inmigrantes, sino que también se produce entre los usuarios autóctonos. Así, entre este último colectivo, las personas jóvenes suponen el 35,4% de los usuarios frente a un 27,5% en el año 1997.
También se constata un aumento de los hogares unipersonales que reciben la ayuda y un aumento del usuario urbano: la mitad de las solicitudes se localiza en la Pamplona, destacando el Casco Viejo, con un 10,5%.
A la hora de evaluar el programa, los autores del trabajo aconsejan incidir de forma más importante en el tratamiento individualizado del usuario, acompañamiento intensivo, diseño de itinerarios sociolaborales y participación del usuario. Para ello, aconsejan la implantación generalizada de los Equipos de Incorporación Socio-Laboral previstos para reforzar el trabajo de los Servicios Sociales de Base.