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Praderas naturales en mosaico con cultivos

Distribución de las Praderas naturales en mosaico con cultivos

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Mosaico de Praderas naturales y otros cultivos

 

ES ÉSTA UNA UNIDAD cartográfica compuesta en la que a la escala del trabajo, 1/200.000, no resulta posible delimitar las clases simples que la forman. Ocupa 3.050,4 ha situadas también en municipios del norte de Navarra, tal es el caso de Jaurrieta, Abaurregaina/Abaurrea Alta y Erro, y en otros del valle del Arakil, como Uharte-Arakil, Arruazu y Arbizu.

Son terrenos más bien llanos y fértiles, donde se entremezclan las parcelas de praderas con las de cultivos herbáceos pues ambos usos entran en rotación en estas zonas. Los municipios anteriormente mencionados tienen una alta actividad agropecuaria y, en consecuencia, gran parte de los cultivos se destinan a la alimentación del ganado. Se alterna la siembra de cereales como trigo blando, cebada de invierno, avena y maíz con alfalfa, veza y maíz forrajero. Cabe hacer una mención especial de la patata de siembra que, aunque está en franca regresión, se sigue cultivando, obteniéndose unos rendimientos de unos 15.000 kg/ha con las variedades Baraka, Turia, Monna-Lisa, Red-Pontiac, Jaerla, Kennebec y Desirée como más habituales. Dada la pluviometría de estas zonas, todos los cultivos mencionados se desarrollan con normalidad salvo cuando las lluvias son excesivas y coinciden con el período de siembra o de recolección.

Por su parte, las praderas que pertenecen a esta clase son generalmente polifitas y artificiales, con predominio del trébol blanco y de ray-grass inglés. Una vez sembradas, permanecen en el terreno un período de tiempo variable aunque no suele ser superior a 10 años, entrando en rotación con los cultivos herbáceos anteriormente mencionados. Al asentarse sobre los mejores suelos y recibir también las mismas labores culturales que el resto de cultivos (abonado, estercolado, eliminación malas hierbas, etc.), estas praderas son muy productivas, estimándose en unos 15.000 kg MS/ha/año. Aunque siempre dependiendo de la climatología de cada año, lo habitual es dar tres cortes, el primero en mayo para ensilado y dos para henificado, a finales de junio y en septiembre. Durante el invierno el ganado las pasta libremente.