El resto de la inversión pública se destinará a otros once instrumentos: detección de proyectos a través de consultores especializados; apoyo a emprendedores y a la red EIBTs; creación de aulas de empresa (tipo Aula de Energías Renovables de la UPNA, con participación de empresas y que estimula proyectos fin de carrera, maquetas, estudios conjuntos, etc); ayuda a la contratación de consultores tecnológicos y sector TIC, con objeto de contribuir a su cualificación; dinamización a través de clusters, redes y mesas; ayudas a la movilidad de científicos y tecnólogos; impulso al espacio de innovación abierta (Navarra Factori, centro de alto rendimiento en creatividad aplicada e innovación inaugurado en 2011); formación de tecnólogos; reordenación de centros tecnológicos; difusión, sensibilización y formación; y estímulo de la compra pública innovadora por parte de las administraciones, que beneficia tanto a estas (ahorro de costes, mejora de los servicios públicos) como a las empresas (creación de empleo de alto valor, mejor posición competitiva, etc).

Carácter sistémico

El IV Plan incorpora una nueva óptica para la mejora de la competitividad empresarial y la creación de empleo de alto valor añadido. Diseña estrategias encaminadas a conferir a la innovación y el desarrollo un mayor carácter sistémico y configurar un sistema de innovación regional, sobre el eje Ciencia-Tecnología-Empresa-Administración-Sociedad.

El Plan se abrirá a nuevos agentes (servicios, consultorías, administraciones públicas, usuarios etc), fomentará la hibridación y cooperación sectorial y potenciará la “innovación no tecnológica” (conceptual, social, de diseño, etc). Asimismo, adopta el paradigma de “innovación abierta”, que reconoce el carácter innovador de innovador de empleados, colaboradores, suministradores, usuarios, etc. De los 170,5 millones de euros estimados, la mayor parte (152 millones) podrán destinarse a ayudas a proyectos.

Por último, cabe destacar que dentro de el IV Plan se establece la reordenación de centros tecnológicos con el objetivo de mejor la transferencia de conocimiento a las empresas y orientar los centros a un ámbito de trabajo con empresas tractoras de sectores estratégicos y a Europa, para obtener fondos de Bruselas.

Balance del III Plan Tecnológico

El Gobierno de Navarra adopta estrategias de innovación desde 1997, plasmadas desde 2000 en planes tecnológicos. El primer plan 2000-2003 apostó por que un mayor número de empresas impulsaran sus primeros proyectos de I+D y por el refuerzo o potenciación de infraestructuras y centros tecnológicos. El segundo plan (2004-2007) consolidó la actividad investigadora y la rentabilización de las infraestructuras. El tercero se focalizó en la cooperación, la internacionalización y en la apuesta por promover una innovación de mayor intensidad (“innovación radical”).

El IV Plan hace una valoración “claramente positiva” de estos planeamientos, por cuanto han creado cultura innovadora, y destaca el “alto ratio” de gasto e inversión conseguido con el III PTN, que ha financiado 605 proyectos empresariales de I+D+i, de los que 69 fueron de carácter cooperativo. El 71% de la I+D+i realizada en las empresas acude a ayudas públicas.

Además de la cofinanciación de las inversiones de empresas y entidades investigadoras, los tres planes tecnológicos precedentes han hecho posible, entre otros hitos, la creación de los centros tecnológicos, la red de empresas de base tecnológica (EIBTs), el Parque de la Innovación, la puesta en marcha de varios clusters (agroalimentario, logístico, biotecnológico, TIC, automoción, energía solar, medio ambiente o turismo), el nacimiento de dos asociaciones (ATANA y ANEC, con empresas de TIC y consultoría, respectivamente) o una mayor participación en programas europeos.