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El consejero Echarte ha abierto esta mañana una jornada balance sobre la campaña cerealista 2004-2005

miércoles, 03 de agosto de 2005

El consejero de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Javier Echarte Echarte, ha abierto esta mañana una jornada balance sobre la campaña cerealista 2004-2005, organizada por el Instituto Técnico y de Gestión Agrícola (ITG-A), y que ha tenido lugar en la sede de EVENA.


Según se ha expuesto a lo largo de las tres ponencias de que ha constado la jornada, esta campaña ha estado marcada por la sequía que afecta a toda España. En Navarra esta circunstancia se ha dejado notar especialmente en los secanos de la Ribera, donde las producciones de trigo y cebada se han reducido a la mitad de las habidas en la campaña pasada. La sequía ya se dejó notar al inicio de la campaña, con un mes de septiembre y octubre secos que ocasionaron problemas graves de implantación en la colza. Este cultivo, que este año empezaba a repuntar gracias a la demanda de aceite para producir biodiesel, se ha visto muy perjudicado, perdiéndose la mitad de la superficie sembrada y obteniéndose rendimientos insuficientes en las parcelas que llegaron a cosecharse, un 20% menos que el año anterior.


También este año ha sido un año de fríos y heladas invernales, especialmente en el mes de febrero, en el que el termómetro bajo en algunos lugares por debajo de los 15º bajo cero. Afortunadamente los cereales lo soportaron bien, aunque algunas parcelas de avena se vieron más afectadas. El que sí fue muy perjudicado el cultivo de Brassica carinata para biomasa, ya que perdió la mayor parte de su potencial.


Hasta el mes de abril la sequía hacía presagiar un mal final de la campaña, pero afortunadamente llegaron las lluvias de primavera tanto en abril como en mayo, y favorecieron una cosecha final abundante en todas las zonas, exceptuando los mencionados secanos de la Ribera. Se superaron los cinco mil kg/ha de rendimiento en los trigos y cebadas de las comarcas de Pirineos y Cuenca de Pamplona, incluso en Tierra Estella los trigos alcanzaron este nivel de productividad y las cebadas estuvieron cerca. En las comarcas de la Ribera la producción de este año fue significativamente inferior a la de la campaña pasada, especialmente en los trigos de la Ribera Baja, donde apenas se alcanzaron los mil kg/ha.


Con una cosecha total de cereales de otoño en torno a las 800.000 T, 418.000 T de cebada y 336.000 T de trigo, la campaña se cierra con un incremento global del orden del 13% respecto al promedio del año anterior. Mientras la cebada ha dado rendimientos similares a los del año pasado en el conjunto de Navarra, el trigo harinero ha superado los 4.000 kg/ha, un 21% más que el último año.


En cuanto a la calidad de la cosecha, las cebadas han tenido buenos pesos específicos, especialmente en las variedades de ciclo más largo y en las zonas más al norte, donde se llenó mejor el grano tras las precipitaciones de mediados de mayo. En conjunto, las cebadas son de muy buena calidad para fabricación de piensos, aunque las variedades con aptitud maltera tendrán como limitante la proteína ligeramente alta y los calibres un tanto mediocres.


Los trigos también dieron buenos pesos específicos, muy superiores a la campaña anterior. Respecto a proteína, se encuentran valores medios en baja montaña y altos en la zona media. En la variedad mayoritaria, “Berdún”, se encuentran valores de extensibilidad aceptables en las harinas, aunque algo inferiores a los de la campaña anterior.


Como conclusión, la campaña 2004-2005 ha resultado ser una buena campaña en los secanos frescos y medios de Navarra, a pesar de tratarse de una campaña seca, mientras que en los secanos de la Ribera ha sido bastante mala por esta misma causa.


Orientaciones para la siembra 2006


Según se ha indicado en la jornada, la agricultura va asumiendo progresivamente el reto de la sostenibilidad y así es también en la producción de cultivos extensivos como los cereales. Dos claves importantes son la diversificación de cultivos y los laboreos de conservación.


La gran demanda de colza para biodiesel, así como la aparición de variedades de otoño de guisantes proteaginosos, abre nuevas expectativas a estos cultivos, ofreciendo al agricultor la posibilidad de diversificar más sus cultivos. El incremento de la superficie en las explotaciones va conduciendo a un cambio progresivo hacia los sistemas de laboreo de conservación, mínimo laboreo y no laboreo o siembra directa, que conllevan un descenso muy importante en los tiempos necesarios, los costes de producción y en el consumo energético, con ahorros medios entre el 35 y el 55 %.


Las nuevas variedades van aportando un progreso significativo especialmente en productividad, aunque también en algunos casos en calidad, según la demanda del mercado. En trigo blando la novedad es la variedad “Bokaro”, por su elevada productividad como trigo de invierno y “Alabanza” por calidad como trigo harinero de fuerza y extensibilidad elevadas. En cebada “Carat” destaca por su productividad, al igual que “Magenta”, mientras que “Pewter” lo hace por su buen compromiso entre productividad y calidad maltera. En guisantes proteaginosos la novedad son las variedades de siembra otoñal como “Lucy”, “Cheyenne”, “Dove” y “Cartucho”, que al permitir sembrar antes abren nuevas posibilidades a este cultivo.


Gobierno de Navarra

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