21 de abril de 2023

Rap contra el racismo

Un proyecto escolar aprovecha el potencial de la música para trabajar la prevención contra el racismo con el alumnado de secundaria
Txus San Vicente con una de las alumnas del taller impartido en el IES de 
Marcilla Marqués de Villena.
camera_alt Txus San Vicente con una de las alumnas del taller impartido en el IES de Marcilla Marqués de Villena.  Descargar imagen collections Ver galería de imágenes

Cuando Txus San Vicente entra en un aula, pasa bastante desapercibido: es un tipo no demasiado alto, cara redonda, sonriente, tez lisa, vaqueros, sudadera y casi siempre con gorra. De espaldas, sin ver la profusa barba que delata sus 38 años, incluso puede pasar por un adolescente más. Sin embargo, con su primera frase, crea más silencio y expectación que muchos de los profesores que los chavales ven a diario.

―¡Vais a hacer un temazo! ―afirma sin ningún rubor.

Con esta frase, y poniendo bien altas las expectativas de los jóvenes, a Txus se le hace más fácil llevar a cabo el taller de sensibilización intercultural para el que lo han invitado. Su proyecto forma parte del programa Escuelas de Colores, de la Dirección General de Políticas Migratorias del Gobierno de Navarra, una iniciativa que ofrece herramientas y materiales que pueden servir como complemento, faciliten el trabajo y la sensibilización intercultural en los diferentes ciclos educativos.

En este caso concreto, la vía para la reflexión y la sensibilización es el rap, un género musical que incorpora rima, habla rítmica, versos, prosa y jerga apoteósica sobre una base. Este género musical interpela directamente al alumnado porque forma parte de su día a día y convierte al rap en una herramienta de gran potencial mediante el que los alumnos y alumnas realizan talleres para componer sus propias canciones usando como referencia experiencias que ellas mismas han vivido o basadas en hechos reales y de actualidad como las historias de las mujeres que denunciaron abusos recogiendo fresa en Almería, la historia de Cheijouna, un joven del barrio de la Txantrea, o el relato en prensa de un superviviente en la tragedia del Tarajal.

Mucho más que una canción

Antes de formalizar el taller con la Dirección General de Políticas Migratorias, la iniciativa ya se había puesto en práctica durante el curso 2020-2021 con la asociación SEI (Servicio Socioeducativo Intercultural), una organización sin ánimo de lucro especializada en el acompañamiento de procesos de reagrupación familiar y duelo migratorio. Es decir, acompaña a adolescentes de otros países que acaban de llegar a Navarra dejando atrás sus hogares y redes de apoyo.

“La experiencia tanto de los participantes como de las trabajadoras del SEI fue muy positiva”, afirma Txus. Efectivamente, se detectó un aumento de la autoestima, los vínculos de solidaridad y amistad, la empatía y el empoderamiento. “Con la parte más emocional que implica escribir la canción, también se consiguió que reflexionaran y pusieran en común su experiencia migratoria”, continúa explicando Txus, que ya tenía contacto con esta temática y había publicado varios documentales y artículos.

La valoración hecha desde los centros educativos donde se ha llevado a cabo la actividad es similar. Héctor Asensio, profesor del IES Cintruéñigo, destaca la idoneidad de la trabajar a través de la música. “La grabación con los micros y el software de edición de audio, hace más atractivo abordar una temática tan desgarradora como la que vivimos día a día en nuestro país y el mundo”, afirma.

Esa atracción de la que habla Héctor hace que la participación y la motivación del alumnado sea también muy alta. “Están muy contentos. Se han sentido importantes y se lo han pasado muy bien. Muy pocas cosas de las que hacemos en el centro les interesan y se involucran tanto como esta”, valora Marian Azcona, profesora del IES Plaza de la Cruz de Pamplona / Iruña. Además, los docentes creen que el taller contribuye a la cohesión de grupo, al respeto mutuo y al desarrollo integral del alumnado. Así lo explica Marta Indart, del IES Mendaur de Doneztebe / Santesteban: “Les aporta confianza, creatividad, seguridad en sí mismos, diversión, decisión… son libres de contar lo que desean como ellos lo quieren contar”.

Los estudiantes y también el propio Txus comparten estas evaluaciones. El artista se ha encontrado con chicos y chicas que al principio eran reticentes a participar por pudor, estigma o timidez y al final lo han hecho. “Romper esa barrera y conseguir la autoestima suficiente para involucrarse ha sido una constante en todos los grupos”, reconoce.

La música como herramienta pedagógica

Técnico en energías renovables de profesión, Txus también forma parte de Ingravitö, un grupo de música en el que toca la guitarra, pone la voz y se transforma. Por eso sabe muy bien que la música puede ser una herramienta pedagógica y funcional que brinda a las personas nuevas formas de ver, sentir y entender la realidad. Este potencial, según él, aumenta en el caso de los adolescentes porque es su lenguaje, su forma de relacionarse, construir su identidad o incluso descifrar el mundo.

Pero la música no es lo único que crea lazos entre Txus y los adolescentes. Conoce sus códigos de comunicación, sus ritmos, su mundo interior, y eso enseguida se proyecta en la dinámica del taller. Con el silencio sepulcral creado con su frase explosiva al inicio consigue que se genere un clima de escucha y sus siguientes intervenciones tratan de apelarlos de manera directa para obtener una respuesta y engancharlos poco a poco. “¿Quiénes de aquí sois migrantes?”, les interpela. Esa pregunta crea una especie de calma tensa en el aula. Hay quienes levantan la mano y la bajan, quienes miran a los lados, quienes preguntan qué es ser migrante. “A partir de ese momento, cada uno empieza de forma natural a exponer sus dudas, inquietudes y vivencias individuales que acaban enriqueciendo la visión de todos”, apunta Txus con brillo en los ojos.

Desgraciadamente, muchas de esas experiencias personales están relacionadas con el racismo. “Me atrevería a decir que el 40% del alumnado reconoce haber vivido situaciones de racismo de mayor o menor gravedad en su entorno y también reconocen no haberlas compartido con nadie”, se lamenta Txus, puesto que ha comprobado que compartirlas genera vínculos entre ellos. “Ha habido varias aulas en las que alguien, por diversos motivos, se ha emocionado y ha llorado. La ola de solidaridad que despliegan sus compañeros es sobrecogedora”, afirma.

Con sus interrogantes, Txus suscita inquietud para el debate que él mismo va enriqueciendo poco a poco con materiales (vídeos, fotos, noticias, testimonios…) adaptados al tipo de grupo con el que le toca trabajar. El resultado es un diálogo en torno a la multiculturalidad, una temática que escogió concienciado de que la sociedad y las aulas de los centros educativos son cada vez más diversas. “Me parece importante que el alumnado sea capaz de reflexionar sobre el funcionamiento de los prejuicios y los rumores y sobre las consecuencias que estos tienen para sus víctimas y para la sociedad en su conjunto”, reivindica.

Rapear las inquietudes

Por fin, llega el último paso del taller que algunos esperan con vehemencia y otros con temor: escribir y grabar la canción. La rima se construye también en equipo, aunque afinando la vista, la clase no se diferencia tanto de lo que se ve en una prueba final de cualquier asignatura. Hay a quienes los versos les salen muy fácil, quienes se atascan con los nervios y no les sale ninguno y quienes tienes mayores dificultades porque apenas conocen el idioma. También están los que se desbordan y no les sale nada y los tramposos que cogen el móvil a escondidas para buscar rimas.

La diferencia es que aquí todos aprueban. Todos alcanzan el objetivo final, grabar una canción compuesta por ellos mismos, y eso les lleva a comportarse de una manera cercana a la euforia, no solo por el logro colectivo, sino porque, además, Txus les ayuda a cumplir las expectativas iniciales con este resultado final.

En sus evaluaciones anónimas, casi todos le agradecen su modo de trabajar, el fomento del trabajo en equipo y el ambiente creado durante el taller: “Me he sentido cómoda en todas las clases”, “lo que más me ha gustado es que podíamos dar nuestra opinión sin ser juzgados” o “me ha gustado mucho porque hemos trabajado en quipo y el ambiente que se ha generado ha sido increíble” son solo algunos de sus comentarios. También son muchos los mensajes que expresan su satisfacción con el “temazo” que han escrito, un hit musical fruto de la reflexión y una actitud activa contra el racismo.