Atención Ciudadana
Tel.: 948 012012
012*
Horario:
De 8h a 19h de lunes a viernes.
E-mail: navarra@navarra.es
*Coste de la llamada: 0'34 euros independientemente de la duración.
La temporalidad se reduce dos puntos en un año, tercera comunidad autónoma con tasa más baja
Transcripción textual del video
Navarra promedió en todo 2017 un 10,2% de personas sin empleo, 2,3 puntos porcentuales menos que el año anterior, un 7% menos que la media estatal. Además, desciende la temporalidad de los contratos en 2,1%.
Mujeres trabajando.
Navarra promedió en todo 2017 un 10,2% de personas sin empleo, 2,3 puntos porcentuales menos que el año anterior, un 7% menos que la media estatal. Además, desciende la temporalidad de los contratos en 2,1%.
En el estudio elaborado por el Observatorio de la Realidad Social, sobre la Encuesta de Población Activa relativa al año 2017, también se constata la tendencia a la reducción en el número de personas que no encuentran empleo -una disminución del 3,6% desde 2015 y del 7,7 desde 2013- así como la consolidación en la recuperación del empleo. Así, aumentó la población activa en 5.000 personas en 2017 y aumentó la población ocupada en 11.200 personas.
Otro aspecto destacable del análisis de la Encuesta de Población Activa en 2017 es la reducción de la temporalidad, que ha pasado del 25,1% en 2016 al 23% el pasado año, un porcentaje que, en los momentos previos a la crisis, fue del 30%, si bien fueron los empleos temporales los que sufrieron en mayor medida la destrucción del empleo.
Navarra tiene una tasa de temporalidad del 23% siendo en este dato la tercera comunidad del estado, tras Madrid y Cataluña (19% y 21,6%, respectivamente) y presenta un índice 3,7 puntos inferior a la media nacional, 26,7%.
El porcentaje de la contratación indefinida en 2017 es superior al de 2006 y 2007 y siendo la diferencia en términos absolutos de la población asalariada total de 3.700 personas, por tanto, no tan alejado de entonces. En este punto, sigue siendo característica la mayor temporalidad entre las mujeres asalariadas, aunque en el último año parece haberse reducido esa distancia. Entre otras razones hay que tener en cuenta aspectos como la distribución sectorial del empleo según sexo. Las mujeres están ocupadas en mayor proporción en actividades con mayor temporalidad. Un ejemplo claro son las ramas como el comercio, sanidad o educación.
No obstante, según ha explicado el director general del Observatorio de la realidad social, de planificación y de evaluación de las políticas sociales, Patxi Tuñón, a pesar de la mejora indiscutible, tanto de la tasa de paro como del descenso de la temporalidad, se sigue reflejando las graves repercusiones de la crisis económica para el empleo. Comparando con 2007, el número de personas ocupadas en Navarra se reduce en 16.800 y hay 17.200 personas más sin trabajo.
Como se sabe, Navarra pasó de 14.600 personas que buscaban empleo en 2007 a 56.400 en 2013, año con mayor repunte del paro. La Comunidad Foral ha ido reduciendo la cifra hasta las 31.800 personas que buscaban empleo como promedio en 2017.
Desglose por sexo, edades y nivel de estudios
En la distribución por sexos de la población en desempleo, la proporción entre hombres y mujeres es similar a 2007: 6 de cada 10 personas que buscan trabajo son mujeres.
En cuanto a la edad, se observa una distribución similar en los primeros cuatro intervalos. En todo caso, se puede destacar que el 21% de la población desempleada en 2017 es menor de 25 años, casi un 25% tiene entre 35 y 44 años y un 31,1% tiene más de 45 años. En este caso, un 21% son personas desempleadas de entre 45 y 54 años y un 10,1% de más de 55 años. En el estudio llama la atención que el peso de las personas desempleadas de más de 45 años es significativamente mayor hoy que antes de la crisis. En 2007, del total de las personas desempleadas, el 22% eran mayores de 45 años, un dato a tener en cuenta por las mayores dificultades para conseguir un empleo a partir de los 50 años.
Respecto al nivel de estudios, hay que destacar que del total de las personas desempleadas, aproximadamente el 30% cuenta con estudios denominados en la EPA como superiores, un 60% con estudios secundarios y el restante 10% con estudios básicos (hasta primaria). Además, en el caso del año 2017, se ha dado un aumento anual del peso de las personas con estudios superiores frente al descenso del resto de categorías, aproximándose de nuevo a la distribución previa a la crisis. Resulta necesario, por tanto, analizar este aspecto con más detenimiento y contrastarlo con otras fuentes como el propio paro registrado, la contratación o la afiliación a la Seguridad Social, en relación con el tipo de empleo que se está generando y el nivel de formación requerido.
En la distribución sectorial, se revela un elemento clave: del total de las personas desempleadas en 2017, algo más de la mitad o son personas que buscan su primer empleo o, y esta es probablemente la razón principal, lleva en desempleo más de un año. Por otra parte, un 4% de las personas desempleadas provienen del sector primario, un 11% de la industria, un 2% de la construcción y el restante 32% del sector servicios. Conviene tener en cuenta que en 2007, el peso de la industria en el paro navarro era del 14%, el de la construcción el 10% y el de los servicios del 43%.
En lo que afecta a la población de nacionalidad extranjera, la tasa de desempleo ha descendido respecto al momento más grave de la crisis, sin embargo, las diferencias con la población de nacionalidad española no solo no se han reducido, sino que se han ampliado. En 2017, la tasa de paro de la población extranjera ha sido del 31,8% frente al 8% de la población de nacionalidad española.
Como se ha apuntado, la incidencia del desempleo entre la población activa, es decir, la denominada tasa de paro, muestra un descenso continuado, situándose a finales de 2017 en 10,2% de la población activa, siendo, aún así, 5,5 puntos superior a la de 2007. En este sentido cabe añadir que los niveles de desempleo próximos al denominado paro estructural, relacionados con el llamado “pleno empleo”, serán con toda probabilidad superiores a los de entonces debido a la repercusión de la crisis en el medio y largo plazo.
Entre las principales preocupaciones del Gobierno en este asunto, está el desempleo de larga duración, uno de los efectos más nocivos de la crisis. La estimación anual indica que, a pesar del descenso también del paro de larga duración, un significativo porcentaje de personas desempleadas lleva en paro más de un año. Exactamente se trata de 14.075 personas, un 44,3 % del total del desempleo. En el caso del desempleo de muy larga duración, es decir, más de 2 años de duración, la cifra estimada se sitúa en las 9.700 personas, un 30,5% del total del desempleo. Aún así, se ha dado un significativo descenso: un -34,5% en un año, exactamente 7.400 personas desempleadas menos y un 51% menos desde 2013, 14.425 personas desempleadas de larga duración menos desde entonces. Con relación a este desajuste, hay que tener en cuenta que respecto a 2007 hay 11.575 personas desempleadas de larga duración más, por lo que se trata de un problema con efectos más allá del corto plazo.
Diferencias con la media estatal
Navarra sigue siendo la Comunidad Autónoma con menor incidencia del desempleo. La media estatal se sitúa en el 17,2%, es decir, siete puntos por encima de la de Navarra. Aunque la diferencia máxima con la media estatal se alcanzó en 2014, con 8,7 puntos, hay que señalar que antes de la crisis, en los años en los que la tasa de desempleo se encontraba en porcentajes próximos al 5%, la diferencia con el Estado se situaba en torno a 3-4 puntos. Entonces Navarra también era la Comunidad con menor tasa de paro pero las diferencias eran menores que las actuales. En el periodo 2010-2013, Navarra ocupó la segunda posición a pesar de que la distancia con el Estado era mayor de 8 puntos.
9,3% más de afiliaciones a la Seguridad Social
Los datos registrados, muestran también la intensificación del ritmo de creación de empleo en el último año, tras el repunte iniciado en 2014.
En cuanto a las cifras de población ocupada, la media de 2017 se sitúa en las 278.700 personas ocupadas, un 4,2% más que en 2016, un 5,5% más que en 2015 y un 8% más que en 2013. Estos porcentajes no están muy alejados de los que arroja la afiliación a la Seguridad Social calculados también con medias anuales (un 3% respecto a 2016, un 5,6% respecto a 2015 y un 9,3% respecto a 2013).
En cuanto a la caracterización de la población ocupada, el porcentaje de los ocupados en 2017 supone el 55,3%, algo inferior al de años previos a la crisis, ya que hay que recordar el aumento de las mujeres activas desde comienzos de la recesión. Según la estimación anual, hay en Navarra 13.100 activas más que en 2007, un 10% más.
Por lo que se refiere a la edad de la población ocupada, hay que significar dos aspectos. El primero, que el porcentaje de jóvenes ocupados es de aproximadamente el 5%, peso menor que el que representaban en 2006 y 2007 (aproximadamente un 9%), que se relaciona con la incorporación más tardía al mercado laboral, en el mejor de los casos debido a su extensión de la formación. Hay que recordar que uno de los aspectos que puso de relieve la crisis fue precisamente la prematura incorporación al empleo de jóvenes con escasa formación. La segunda cuestión es la relativa al peso de las personas ocupadas de 55 años y más. Representan el mayor porcentaje de la serie, un 17,4% frente al 12% en 2007. Este aspecto conviene tenerlo en cuenta a la hora de analizar la reposición o recambio del empleo. En términos absolutos se trata de 48.500 personas ocupadas.
Respecto a la nacionalidad, el peso de la población ocupada con nacionalidad española es la mayor de la serie con un 93%, distante del 89% de los años previos a la crisis.
En cuanto a la distribución sectorial cabe destacar el peso de la ocupación del sector industrial en 2017, un 27%, siendo algo superior al de hace un año y también al de antes de la crisis. También el peso del sector servicios es mayor respecto al de los años previos a la crisis. En el año 2017 ha sido del 64% frente al 58% de 2007.
El volumen de la jornada parcial en la ocupación es del 16%. El porcentaje máximo se alcanzó en 2015 con el 18,4%, desde entonces se ha ido reduciendo de manera leve. Aun así, es algo superior a la de antes de la crisis, entonces, el peso de la jornada parcial en el empleo era aproximadamente del 14%.
5,3% más de población asalariada
La población asalariada se ha incrementado un 5,3% en un año, un 10,1% en dos y el 11% desde 2013. Por su parte, hay 3.700 personas asalariadas menos que en 2007. Por tanto, si todavía hay 16.800 personas ocupadas menos respecto a 2007, la razón principal de esa diferencia se encuentra en la mayor caída del empleo no asalariado, es decir, del trabajo por cuenta propia (empleadores y trabajadores/as independientes).
En cuanto al tipo de contrato o relación laboral, el peso del empleo asalariado indefinido es en 2017 del 77%. Se ha incrementado en 2,2 puntos en un año y en 3 desde 2015. Como se puede observar el peso en el peor momento de la crisis llegó a ser de casi el 80%. Hay que tener en cuenta que precisamente fueron los empleos temporales los que sufrieron en mayor medida la destrucción del empleo.
Por tanto, otra cuestión en relación con la precariedad laboral es que dentro de la inestabilidad o temporalidad, los empleos temporales sean de peor calidad, más intermitentes, de menor duración, con salarios más bajos, más cargas de trabajo etc. Los distintos indicadores reflejan que la brecha entre el trabajador asalariado tradicional y los trabajadores de nueva inserción es cada vez mayor, llevando a extremos la “dualización del mercado de trabajo”.
Otro elemento característico es la mayor temporalidad entre las mujeres asalariadas, aunque en el último año parece haberse reducido esa distancia. Entre otras razones hay que tener en cuenta aspectos como la distribución sectorial del empleo según sexo. Las mujeres están ocupadas en mayor proporción en actividades con mayor temporalidad.
Si desea descargarse en formato PDF esta información completa pinche aquí .