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Cultura finaliza la restauración de la fachada del órgano de San Miguel de Larraga miércoles, 07 de enero de 2015
Había peligro de desprendimiento, fracturas en los anclajes de las esculturas, pérdidas de policromía y desaparición o desplazamiento de elementos esculpidos
Escultura anclada a la fachada del órgano de San Miguel de Larraga.
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Los trabajos de restauración en la fachada del órgano de San Miguel de Larraga se han dado por finalizados, en el marco de las actuaciones de protección del patrimonio cultural que lleva a cabo el Gobierno de Navarra. El coste de la intervención ha ascendido a 20.470 euros.
El estado de conservación de la estructura del remate era muy deficiente, y tras montar el andamio se pudo comprobar que las imágenes del copete hacían peligrar su integridad y que los elementos anclados a él eran susceptibles de caída.
Por otra parte, la madera que constituye el soporte del órgano se ha visto sometida en sus 240 años de vida (fue construido en 1775) a movimientos debidos a cambios termohigrométricos, a grandes acumulaciones de polvo y suciedad y, en ocasiones, a una manipulación inadecuada que ha supuesto la fractura de sistemas de anclaje y de fijación.
Además de la desaparición completa durante las guerras carlistas de los instrumentos musicales esculpidos, había elementos de rocallas desplazados de su espacio original e incluso sueltos y con fragmentos desaparecidos.
Los trabajos de restauración
Pese a la suciedad y a las pérdidas de policromía, especialmente evidentes en las partes desnudas (carnaciones) de las esculturas, éstas se conservan en bastante buen estado. Lo más notable es la desaparición de los instrumentos de cuerda esculpidos que portaban los músicos, y que al parecer fueron utilizados para su diversión por la tropa que ocupó la iglesia a finales del siglo XIX. Algunos anclajes de las esculturas a la caja del órgano fallan o se han desplazado, y en esta restauración se han vuelto a recomponer y asegurar.
No se han rehecho los instrumentos por carecerse de dibujos o fotos que aportaran datos fiables para su reconstrucción, si bien la posición de las manos de los músicos, permite suponer que eran instrumentos de cuerda.
Otro problema fundamental que presentaba la caja, además de la considerable capa de suciedad y acumulación de lacas oxidadas, era la pérdida de adhesión de los estratos en los contras o tubos de boca adscritos al pedal, de donde se desprendía la policromía continuamente. Además, se apreciaban más pérdidas de preparación y policromía en las zonas de mayor manipulación, junto a la puerta de acceso al interior del instrumento, alrededor de la consola y en las piezas practicables de la fachada.
Como es habitual en los órganos de tubos, su superficie se ha utilizado para realizar inscripciones de varios tipos. Las referidas a reparaciones en el instrumento, con nombres y fechas, son de gran valor documental y deben ser documentadas y conservadas. Hay otro tipo de inscripciones, grafismos y garabatos sin ningún valor documental, que únicamente dañan y devalúan el rico aspecto de la fachada.
Cabe destacar que el órgano de San Miguel de Larraga es un instrumento vivo, que genera una intensa actividad cultural, tanto acompañando la liturgia ordinaria como sirviendo de foco de aprendizaje y continuación de la tradición organística y musical de la localidad. Es, además, pieza clave durante la Semana del órgano de Larraga, propiciada por la Asociación Musical Diego Gómez, de gran repercusión entre los amantes del órgano.
El órgano de Larraga
Rococó de 1775, este órgano presenta una rica decoración de rocallas y motivos musicales. De esta época, segunda mitad del siglo XVIII, son propias las fachadas más llamativas y fastuosas en estos instrumentos.
Hay constatación documental de que Larraga tuvo órgano al menos desde 1566. El actual se levanta sobre el arco que hubo de construirse para acogerlo, entre dos pilastras a los pies de la iglesia. El instrumento se conservó en buen estado hasta 1873, momento en el que la iglesia se utilizó como almacén en la última guerra carlista y el órgano y las esculturas de su fachada sufrieron tal deterioro que el instrumento quedó inservible. Se recompuso tres años después, en 1876.
La fachada está coronada por tres figuras de músicos, y hay dos más en los laterales a media altura, además de niños desnudos. Los músicos debieron tañer en su día violines o más probablemente violas, a juzgar por el tamaño que pudieron tener, pero no se conserva ninguno. En los paneles de la caja se representan instrumentos de cuerda, y los emblemas de Larraga y de San Pedro
La caja fue obra de Miguel Zufía, arquitecto ebanista, que construyó una de las cajas más bellas de la organería navarra. Realizó también retablos en Berbinzana, Cáseda, Caparroso (incluido el mayor), el cancel de la Virgen de Andión en Mendigorría y las sillerías de coro de Pitillas y de Cáseda.
Por su parte, el instrumento fue obra de Diego Gómez, organero nacido en Larraga en 1752, hijo del organista de la parroquia de San Miguel, quien montó un taller de organería en la localidad, construyendo en él los instrumentos de Larraga, Abárzuza, Olite, Tudela, Esparza de Salazar, Artajona, Lodosa, Mendigorría, Andosilla, Roncesvalles y otros.
Falleció en Larraga en 1834 y, aunque su hijo Antonio continuó con la tradición familiar y fue el último maestro de la Escuela Organera Navarra, no alcanzó la importancia de su padre.
Hay referencias a la fachada del órgano de Larraga en el Catálogo Monumental de Navarra, coordinado por Concepción Garcia Gainza, en la obra de Aurelio Sagaseta y Luis Taberna Órganos de Navarra, en el libro editado por el Ayuntamiento de Larraga en 2008 Organeros, organistas y músicos de Larraga, obra de Muneta Martínez de Morentin, y en el recientemente presentado El arte del Barroco en Navarra, coordinado por Ricardo Fernández Gracia y editado por el Gobierno foral.
Nota de prensa:
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